listones de madera,
y todo lo que me intrigaba del afuera
me lo he cegado como terapia.
Aún así, los días de viento,
puedo entrever cómo viven y cómo son ellos
-cansada como estoy de tanto saber de mí-
y de vez en cuando
permitirme un viaje a sus vidas
como solía hacer antaño.
Desde entonces, los Lunes, me arranco de la piel
esa fina capa de célula muerta
que sólo piensa en pasado,
y nutriéndola de presentes
echo la persiana a todo posible futuro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario