Necesitamos tiempo para estar aquí.
La presencia de las cosas tan punzante
y tan sorprendentemente nítida
nos ciega,
por eso se nos van las mañanas
buscando la sombra
de todo lo que nos rodea.
Cualquier cobijo es suficiente
para no ser y para no estar.
¡No estar en el mundo!
He descubierto la soledad
en todas las arcadas de este vomito diario
que llamamos «consigo mismo».
No hay comentarios:
Publicar un comentario