vuelve arañando los riñones
donde descansa mi vida,
y, me remueve el pasado no escrito
hasta vomitar todos los deseos.
No he pedido perdón al destino
por haberlo traicionado
y, me señalo, violentamente,
en todos los rincones
porque el negocio se ha traspasado,
porque los fallos apagan el juego.
Desde este momento tiraré los dados
a las líneas de tu cuerpo.
Tu trabajo será estar ahí, estar ahí, estar ahí,
estar ahí,
hasta desfallecer.