A mis 35
todos mis ex se han convertido en fantasmas.
No encuentro las reglas para despojar mis trastos viejos
y hacer huecos en los que mi yo,
desprovisto de herramientas,
peregrine absolviendo almas.
No he pensado en este doble equipaje.
El sofá de una plaza,
la fruta por unidades
la cama llena de muñecos
los libros del amor verdadero.
¿Cuándo lanzo a la deriva las piquetas de la tienda
para que me muestren su dorado porvenir?
A mis 35 que serán 40,
yo, un fantasma para todos mis ex.
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